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sábado, 25 de junio de 2016

La música, el movimiento y el canto del cisne.



20090520 La música, el movimiento y el canto del cisne. 
En clase, había diseñado una práctica para reconocer, de una composición musical, las cualidades sonoras que provocan el movimiento. Improvisando, los alumnos, respondían de mil maneras: a los tonos agudos con gestos delicados, a veces sólo de los dedos; se encogían y les comía la vergüenza al verse expuestos ante los demás, al abrir los brazos por el impulso natural de un sonido largo; cambiaban el plano en el que se movían o la dirección al distinguir contrastes en la intensidad del sonido y señalaban con la mirada un punto imaginario en el espacio cuando aparecía un nuevo timbre. ¡Qué maravilla! estaba pensando cuando al acabar se sentaban en el suelo para comentar lo que habían hecho. Y de repente, la realidad: ¡No saben lo que han hecho! ¡No han sido conscientes de nada! Y, de las pocas cosas que se han dado cuenta, no lo pueden explicar, no pueden ponerle nombre.
Como no puedo creérmelo comienzo a hurgar hasta que aflora todo el conocimiento teórico que tienen sobre la física del sonido: intensidad, tono, duración, timbre… Pero ya no hay remedio, es evidente que nada de eso se deriva de la consciencia de la práctica, de haber sabido leer sus movimientos. Y de sus emociones: vergüenza, disfrute, creatividad percibida… ¡para qué hablar!
¿Entonces?
me pregunto en voz alta ¿El movimiento no nutre el conocimiento? ¿No tenéis un canal, un espacio mental para las noticias del cuerpo en movimiento? ¿Qué hacéis en la Facultad de Educación Física? ¿Os creéis que el movimiento puede estar relacionado con algún modo de inteligencia?
Ya sé que me pongo un poco melodramático pero hay que poner un poco de contraste a su inanidad.

En realidad creo que les da lo mismo: una bronca más. Eso de saber lo que se hace es una excentricidad, aquí, en esto de la Educación Física el movimiento va a la orden: Bota…, y boto. Da una voltereta…, y la doy. Ya me dirá el profesor si lo hago bien o lo hago mal. Y si lo hago bien ¿Para qué voy a volver a hacerlo? ¿Qué es eso del vértigo, la fatiga arrinconada por la emoción, la habilidad anulada por una mirada? 

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