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martes, 7 de julio de 2020

Juan de Dios Román


Juan de Dios Román

Revolviendo escritos antiguos y hurgando en la memoria, me encontré con unas anotaciones vagas que hacían referencia a una conversación que íbamos a tener con Juan de Dios RománPlanteaban cuestiones que un grupo de alumnos suyos del INEF de Madrid, teníamos interés en que nos aclarara.
—¿Se puede enseñar lo mismo sin truenos en la voz, sin alguna expresión faltona, sin cogerte del brazo como si te hubieran cogido con una tenaza, sin invadir tu espacio, sin arrollarte…?
Sobre estas notas volveremos luego. El caso es que en esos días que revolvía mis armarios, leí un artículo de Juan de Dios en El Paísen el que, al hilo del nombramiento de la presidenta del Consejo Superior de Deportes, reflexiona sobre las relaciones tortuosas entre el deporte y la cultura.
Él fue mi profesor de Balonmano entre 1973 y 1975. Uno de esos profesores que, tras la primera impresión, o lo amas o te espanta. Yo estuve más cerca del espanto. Juan de Dios es licenciado en Filosofía y Letras, que era una carrera más bien cursi en el imaginario de los estudios universitarios de entonces. También entrenador del equipo de balonmano de éxito en aquellos años, el Atlético de Madrid. Y la pregunta era (y es) ¿En qué momento de la razón humanista y filosófica se entiende que la acción deportiva, adecuada en la forma y la ocasión, se convierte en pensamiento e idea? En palabras más sencillas ¿Cómo puede ser que este tío tan bruto sea una persona instruida y culta?