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domingo, 10 de marzo de 2024

Ángel Ganivet y Don Pío Cid

Los trabajos del infatigable creador Don Pío Cid. El libro Aguilar 1998

Ángel Ganivet (1865-1898), independientemente de si fue precursor o miembro de la generación de escritores del 98, participa del intento literario de poner remedio intelectual y político a la decadencia del país y se suma a la corriente regeneracionista, incluso antes de que se produzcan los desastres del 98. Su posición tienen que ver con una visión literaria de los males que aquejan a la patria, y atribuye a sus personajes conductas que responden a un amplio abanico de razones que justifican un esfuerzo de regeneración ante la corrupción del país. Ahora nos referiremos a Don Pío Cid en el relato de su infatigable creación (Publicada en 1898, el mismo año de su muerte).

De los trabajos del infatigable Pío Cid no se deducen pensamientos ni deseos de entender lo que la gimnasia y el deporte, tan novedoso y presente en la época, pudieran aportar a la intención regeneracionista. Así que la regeneración de la patria, argumento recurrente en su conducta, tienen que ver con el ejercicio intelectual, espiritual y la práctica política.

viernes, 23 de febrero de 2024

Diarios 1999-2003 de Iñaki Uriarte


 

No sé hacer ejercicio.  Diarios 1999-2003. Iñaki Uriarte. Pepitas de calabaza.

Lo que se entiende sobre el juego y el deporte, algunas veces, esta más claro cuando no se habla de ello que cuando se intenta explicarlo. Cogido por los pelos, he encontrado en este escrito un atisbo de teoría que nos habla de la relación de los intelectuales con el ejercicio y, de forma más general, con el cuerpo. Atando cabos, jugando con significados y contradicciones, he intentado dar forma o desvelar un significado que no estaba explícito en el texto. Para mí diversión y la curiosidad de quien lo lea. 

No se hacer ejercicio. Tan simple como eso. Pasea, pasea, pero ¿Cómo se pasea? Me aburro. No le veo sentido. Hay gente a la que dirías: Hay que leer una hora al día, y le sería imposible. Lo mismo me pasa a mí con el ejercicio”.

En ningún caso lo juzga bueno ni malo. Su relación con el ejercicio la deja clara en las dos primeras palabras, “No sé...”. Siendo lector atento y crítico con lo que lee, seguramente, por esa ignorancia, no pone atención en la relación del ejercicio y el movimiento con el pensamiento, ni a las reflexiones que hicieron tantos escritores, pensadores y filósofos sobre este asunto: ejercitarse, caminar y pensar. Seguramente quien más relaciones encontró fue Rosseau, del que abundan las referencias en sus Diarios, pero también todos los que confiaron en el paseo como un ritual que les ayudaba a refrescar las ideas. Aristóteles y los peripatéticos, como no, pero también Nietsze y Kierkegaard. De Kant si que lo sabía, pero sus paseos Uriarte los relaciona con un deseo diferente a la posibilidad de que le ayuden en el pensamiento. Dice: “Otro filósofo obsesionado con vivir muchos años fue Kant, un completo maniático. Todos los días daba un largo paseo, cosa con la que no me meto, pero aseguraba que al andar había que llevar siempre la boca cerrada, para no coger catarros. Vivió hasta los 80 años”. Mi abuelo también decía lo de la boca abierta y, por que negarlo, es verdad, más que verdad, es de cajón ¿A quién se le ocurre pasear con la boca abierta?

lunes, 22 de mayo de 2023

Rosario Villajos. La educación física. Seix Barral 2023

 “Qué les pasa a quienes dan clase de Educación Física” (261)

Es una pregunta que se hace Catalina, la protagonista, o tal vez sea la narradora de esta historia terrible de dolor y violencia quien se la hace.

A pesar de que el titulo recuerda la asignatura de Educación Física, también llamada Gimnasia por la influencia que tuvo en sus orígenes de la cultura griega, no es este el tema de la novela. Y esa es la razón y la curiosidad por la que quise leerla. ¿De qué educación física habla? ¿Qué entiende la gente por educación física cuando no se habla de gimnasia?

La novela es el relato de las dos horas que suceden al abuso, a la violencia sexual que sufre Catalina, que tiene dieciséis años, por parte del padre de su mejor amiga (suceso que curiosamente en la contraportada califica de desagradable percance, lo cual quita bastante gravedad al horror que motiva la novela). Durante ese tiempo en el que huye de la casa y se ve obligada a hacer autostop para regresar a la suya, Catalina, estupefacta y sumida en un delirio provocado por la violencia vivida y el miedo por tener que exponerse al autostop y a la reacción de sus padres por si llega tarde o se enteran de que se ha dejado llevar en un coche por un extraño, repasa, recuerda, revive toda la violencia que ha sufrido en su vida por ser mujer, por tener cuerpo de mujer y querer vivir como si su cuerpo ni su sexo fueran un problema.

El relato es un dechado de temores inculcados, de agresiones orales, físicas, miradas de actitudes excluyentes y despectivas por ser chica, por ser guapa, por ser alta, por no ser guapa, por vestir como se viste o por no vestir como las demás…, por no ser chico. Los agentes del miedo y la enajenación corporal que sufre son todos los que la rodean. Su padre, su madre, sobre todo, con quien comparte temores ancestrales, su hermano, sus amigos, sus profesores, las vecinas, los pasajeros de autobuses, las miradas de los viandantes. Y el miedo inducido y explotado por los medios de comunicación, las revistas del corazón, los programas sensacionalistas que consagran a reporteros que buscan índices de audiencia para su programa y el estrellato para ellos, un miedo muñido por las imágenes, el relato escabroso y el horror que trasmiten.

sábado, 26 de febrero de 2022

Hormigas sin sombra. El libro del haiku. Maurice Cayaud


Hormigas sin sombra. El libro del haiku. Antología paseo por Maurice Cayaud. DVD ediciones


 

AVENA SILVESTRE

Lluvia de plata

si la desgrano y la

lanzo al cielo.

                      Luis Antolín

 


David Ayora 

Un momento que podría ser olvidado inmediatamente, el juego lo hace inolvidable.

He parafraseando un renglón de este libro, que si lo subrayáramos tendríamos que hacerlo línea por línea. Más valdría emborronarlo, olvidarlo para que te deje vivir sin recordarte lo frágiles e ignorantes que somos.

Estaba haciendo una lectura, embelesado en el arte de decir sin gritar, de insinuar, de contradecir, de contrastar con las palabras lo visto y sentido, soñando con ser tan sabio como todos los sabios que nombra el autor. Cuando me encontré con una referencia a Erik Satie y su creación Deportes y Diversiones (traduce deportes y entretenimientos), a los que dedica un espacio en el que hace referencia a los músicos que hacen creaciones cortas, resúmenes musicales en busca de lo esencial de la música. Además de ser el titulo de este blog, a esta composición, Deportes y Diversiones le dedica un párrafo en el que resalta la actitud juguetona del músico, que es lo que yo pretendo resaltar,

“instantáneas irónicas agrupadas por Satie bajo el título juguetón de Deportes y Entretenimientos”

El título juguetón, dice, lo leí y me di cuenta de que, a lo largo de esta lectura, en la que se habla de palabras y emociones, aparece con frecuencia la palabra juego, así qué, cuando acabé la lectura del libro, volví sobre las líneas ya leídas para ver qué decía sobre la idea de jugar.

Mirad a ver si os vale. Jugar es,

Crear un lenguaje que no es el de todos sino el de nadie, es una paradoja, un asentimiento tácito que hace que podamos compartir el juego (el de las palabras y las normas). Un momento que dura lo que se acuerda, un acuerdo perfecto limitado en el tiempo, y que escapa a la finalidad ordinaria del deporte… no dejar huella (hormiga sin sombra).

¿Qué huella puede dejar la felicidad? ¿Cuál es la belleza siempre entrevista?

sábado, 19 de febrero de 2022

Ángel Marino 5ª promoción 1971-1975

La pasión y la belleza

Muchos estudiantes piensan que los años en los que estudiaron la carrera les cambió la vida. Pues, por lo que cuentan sus compañeros, Ángel cambió la carrera, la forma de estar y ser estudiante de educación física. Llegó al INEF (1971-1975), con los pocos años con los que se empieza una carrera, con algunas determinaciones tomadas y algunas decisiones sobre lo que quería aprender y lo qué quería que fuera su vida. Yo no lo conocí entonces, lo que sé de este profesor de educación física es lo que se cuenta (y hay mucha gente que lo recuerda) y lo que deja en el camino, el rastro de su actividad.

sábado, 22 de enero de 2022

Delphine de Vigan. Nada se opone a la noche


 Y Lucile se quedaba colgada de la cuerda, en un silencio de muerte.

Este es un relato tan intenso, con tantas implicaciones que pueden condicionar una vida, que sería tramposo pensar que de la actitud ante la clase de gimnasia de Lucile se pueda comprender algo de su personalidad confusa y, en algunos aspectos atormentada. Pero su relación con la educación física esta ahí, nombrada y descrita en las páginas del libro y no está de más leerlo con atención, por si de ella podemos aprender algo.

Tal vez, antes o después de leer este artículo, sea interesante leer el resumen del libro. Delphine de Vigan. Nada se opone a la noche. Anagrama 2012 primera edición.

Lucile, como tanta gente, no encuentra sentido vital al ejercicio, no significa nada en su vida. No le reporta ningún beneficio personal, no va a ser más querida por lo que haga, ni la salud la interpreta como un bien que haya que perseguir a costa de ningún esfuerzo. Trepar por una cuerda para llegar al final de la cuerda o esforzarse en correr más rápido para llegar antes que otros a una línea pintada en el suelo, no le reporta ningún beneficio personal. Prefiere, antes que encerrarse en un gimnasio, superar su desidia poniéndose tacones y pintándose los labios para recorrer Paris. También prefiere escribir

A Lucile no le gustaba el deporte. Tenía miedo de los balones, de las raquetas, del potro. No corría deprisa, no llegaba a lanzar el peso a más de un metro de ella, nunca atrapaba una pelota, cerraba los ojos en cuanto las cosas iban demasiado deprisa. Lucile no podía tocar el suelo con las manos sin doblar las rodillas, ni hacer el puente, ni inclinar el cuerpo hacia delante para agarrarse los pies cuando estaba sentada. Nunca supo hacer la rueda, ni la gacela, ni el pino.

lunes, 27 de diciembre de 2021

Amatoria Sexualis. Dr. García Fraguas

 José Esteban García Fraguas. Amatoria Sexualis. Clínica de San Juan de Dios 1910

Fue profesor de educación física, licenciado por la Escuela Central de profesores y profesoras de Gimnástica que comenzó su andadura en 1887 y cerró en 1892. Por tanto, pionero de la educación física moderna. También era médico y avanzado de la fisioterapia. Militante del Regeneracionismo, su sentir ilustrado y humanista son el fundamento de todo lo que emprendió. Y, aunque a partir de 1902, parece que su condición de médico y, sobre todo, de gestor de la salud, puede más que su condición de profesor de Educación Física. Es la producción ilusionada, plasmada en libros y revistas, sobre el potencial de la educación física la que prevalece en el tiempo.

Su avatar vital le lleva a una producción entusiasta, más osada que valiosa, sobre muchos temas diferentes (escribió novelas y un tratado sobre el sistema nervioso). Ahora nos referimos a García Fraguas como el autor de un curioso estudio que, en cualidad de sifiliógrafo y Ex Jefe Técnico de la sanidad de Barcelona, escribe sobre “amor libre y prostitución” y que publica el año de su muerte. Por eso, ni se distribuyó mucho, ni se publicaron los siguientes volúmenes, diez tenía previstos.

Igual que confió en la educación física y en su propuesta luchadora contra los arribistas que impusieron su habilidad garrula y circense en las aulas, advierte de la intención de este libro “defender la honra del hogar, conocer el libertinaje en sus variedades y asechanzas, redimir a los anormales y locos y reglamentar a los viciosos incorregibles”. Y así fija los objetivos de su intervención “en la conservación y selección de las razas y de los individuos…”, que es una frase confusa y políticamente sospechosa, que debe ser interpretada en el conjunto de su obra para saber el alcance de lo que insinúa. Luego divaga por las manifestaciones motoras que evidencian nuestros sentimientos. Llama centrífugas y ajenas al carácter racional del ser humano, a las acciones que no responden a la voluntad.

lunes, 13 de diciembre de 2021

Enric Monforte y las palabras

Cuando la piel ha dejado de ser cómplice del amor 


Buscar las palabras que expliquen lo que sentimos en nuestro cuerpo podría ser un objetivo de la educación física. El encuentro con la palabra podría ser el remedio a la incomprensión que con frecuencia encuentra quien se dedica a las actividades que exigen fuerza, velocidad, decisión, coordinación… Un universo de emociones que solo dejan huellas en la memoria, que no puede entenderse en la experiencia de otros, a no ser que la palabra venga en tú auxilio. Como si el cuerpo fuera el agente de lo efímero y la palabra tuviera el poder de fijar y trascender.

En su poemario, Desert de pells, verso a verso, Enric Monforte va plasmando lo que puede explicar de lo que siente, confiando en que las palabras acunen, adormezcan las urgencias de la piel.

 

domingo, 21 de noviembre de 2021

El Juego del Calamar

 Dejen al juego y a los niños en paz

Dicen en las redes que hay padres y profesores preocupados por la influencia de la serie de televisión El Juego del Calamar en los niños y que, en algunos casos, sus juegos terminan en violencia, como en la película. Vaya cosa.

No hacía falta demasiada imaginación para ver la presencia de la muerte y la aniquilación del contrario en los juegos infantiles. Sin necesidad de recurrir a la descripción de la violencia infantil en El señor de las moscas, solo recurriendo a mi memoria, es evidente que eliminar a un contrario es la consecuencia lógica de ir consiguiendo objetivos hasta ser el vencedor en un juego. En muchos juegos infantiles se hacían prisioneros, como en el rescate, pero en otros juegos directamente se mataba al oponente y se le enviaba al cementerio, como cuando se jugaba a balón prisionero. Más allá de las metáforas que hacían referencia a la muerte, era normal que en el resultado del juego mediara el dolor. El tin de los pelotazos era un juego en el que se seleccionaba una pelota dura, que pudiera hacer daño y su única finalidad era dar un pelotazo a otro donde más doliera. Una variante era jugar a pies quietos, con el agravante morboso de que el perdedor debía aguantar estoicamente quieto esperando el pelotazo de quien había capturado el proyectil. El daño como objetivo del juego estaba presente en muchos juegos como en policías y ladrones, cuyo desenlace final era una carrera en la que uno, el que había encontrado un cinturón escondido, se liaba a cintarazos con los demás. El colmo del dolor aceptado como objetivo del juego, se daba en el juego de la taba. La taba es un hueso de la articulación de la pata trasera de algunos animales (nosotros usábamos tabas de cordero) que, tirada al aire, según de qué lado cayera, decidía quien mandaba (el rey), quien castigaba (el verdugo), quien se libraba y quien era castigado. Los castigos eran los cintarazos que, por orden del rey, recibía el que perdía. El rey decidía la cantidad, la fuerza y el lugar, y los ejecutaba el verdugo. No era raro acabar llorando. Eran muchos los juegos en los que estaba presente el dolor, pero en los que no lo estaba, si te retirabas antes de tiempo, la salida del juego podía desembocar en un castigo colectivo, que se llamaba la despe, y que consistía en una somanta de manotazos (algún golpe con el puño cerrado se escapaba) que se propinaban al que se iba. Una paliza que duraba lo que duraba una cancioncilla de un anuncio radiofónico que cantábamos al ritmo del linchamiento: Lo que necesita, es una frotadita con Vick-Vaporoub. Se frota y basta. Y en ese final arreciaban los golpes en fuerza y cantidad. (Sobre el juego infantil escribí en el blog Hombre de Palo tres artículos sobre el vértigo de jugar libre. Que están publicados en Cuentos de un zascandil).

viernes, 12 de noviembre de 2021

Los amantes periféricos. Jaime López Fernández

 No voy a desandarte después de tanto lloverte

Jaime López Fernández, Los amantes periféricos en editorial Bohodón. 

Empiezas a leer y te enredas en alguna de las consideraciones sobre lo que es ser un amante invisible, paralelos, infiel… A mi hoy me ha interesado la Consideración Nº 4. ¡Ah, la libertad sin daños colaterales, ese amago de felicidad, esa extraña quimera! porque estoy dando vueltas al esfuerzo que cuesta ser libre. La Consideración Nº 10 cualquiera de nosotros podría ponerla en su biografía. “Tal vez no seamos nada más que la suma de todas nuestras soledades. Una insatisfacción permanente acomodada en la vida que solo busca encontrarse al cabo en cada piel que habita”. Después sigues leyendo y sin darte cuenta te has sumergido en el ritmo, los sonidos y en el placer de jugar juntando palabras que te descubren significados que no te esperabas. Tal vez le pase lo mismo al escritor. Y al tiempo, mientras lees, compartes con los amantes vivencias, sueños, ciudades y lugares en los que crees haber estado. Cada esquina, cada habitación descrita nos traen un recuerdo.

Llegas a la página cincuenta y cinco con la lengua fuera, jadeando, “A piel desnuda, sin más abrigo que mi saliva. Sin otro abrigo que la caricia en llamas de mis manos…” y tomas aire para darte cuenta de que las endorfinas del placer y la adrenalina del riesgo deportivo no son nada comparadas con la pasión del amante, “De todos los deportes de riesgo que practico, tú eres sin duda el que más me gusta y el que mejor me sienta”. Es un aviso a quienes piensan que el deporte es la mejor herramienta para la salud.

El amor, el de los amantes periféricos, deja una huella profunda, el deseo