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sábado, 28 de marzo de 2020

Joseph Conrad. El bello arte


Joseph Conrad. El espejo del mar. Reino de Redonda. Traducciónde Javier Marías.
Quien se embarque en esta lectura, tendrá que plantearse leer el libro entero, porque el autor dedica muy poco espacio al deporte de la vela, y lo que Conrad dice sobre él se entiende mejor si atendemos a su vida en el mar, con los marinos y los vientos.
También tenemos que decir que la traducción de este libro, por Javier Marías
tal vez resulte imprescindible, porque en ella se adivina el amor por las palabras que el autor reclama para la vida, para el deporte y para el mar.
Este blog lleva el título de la obra multimedia de Erik Satie (1866-1925), Deportes y diversiones, y en él nos recreamos en la visión del deporte de quienes lo miran desde fuera o con la distancia que les permite encontrar matices de su práctica que, quienes estamos dentro, no vemos u olvidamos, engolfados como estamos en el día a día de la experiencia. Este es el caso de Joseph Conrad.
Joseph Conrad (1857-1924) fue contemporáneo de Erik Satie y, salvando algunas diferencias que se derivan de su oficio (marino y escritor el uno, músico el otro), los dos tienen una visión comparable de cuál es la función del deporte en su época y una absoluta ignorancia de hacia donde se dirigía esta práctica. Como dijimos de Pasolini: Si hubieran vivido hoy, no habrían escrito de deporte.
La navegación y las regatas de balandros. Una teoría del deporte
Cuando Conrad habla del deporte de la vela, dice que es un recreo. En seguida nos aclara que él no tuvo apenas que ver con la navegación deportiva y añade, y esto es muy importante “Aunque toda navegación a vela sea un recreo y un placer”.

jueves, 26 de marzo de 2020

Joseph Conrad. El deporte es anterior a la vida


Joseph Conrad. El espejo del mar. Reino de Redonda, Traducción de Javier Marías.
Erik Satie(1866-1925) dedicó un capítulo de su obra Deportes y Diversiones a los bailes de los veleros en el mar . Su mirada sobre el deporte es estética y juguetona. Cada vez es más difícil encontrar una mirada así y a alguien que consiga la suficiente distancia para no emborronar su criterio sobre el deporte con las urgencias de la catarsis, el dinero o el patriotismo. Joseph Conrad (1857-1924), contemporáneo de Satie, también mira al deporte como una diversión, un producto del ocio, en una época en la que apenas se adivina el brutal negocio en el que se convertirá.

Adolfo, marino de tierra adentro, que se transforma cuando entra el viento
Marinos y regatistas.
Los regatistas en 1910 son “hombres nacidos y criados para el mar, que pescan en invierno y practican la vela en verano”. Compiten por afán de victoria. Bien, esta es otra versión sobre el origen del deporte. Ahora ya no es producto del ocio, sino del trabajo y el deseo de competir para demostrar su pericia por encima de la de los demás. En cualquier caso, los marinos que compiten en las regatas lo hacen en ratos de ocio. Ya sea porque no tienen trabajo o porque es una manera de conocer mejor su barco y desarrollar su pericia.
Otra cosa será cuando los barcos de vela desaparezcan, porque sean sustituidos por el vapor, cosa que ya está ocurriendo, porque entonces los regatistas solo competirán por amor al mar y al arte antiguo de navegar a vela.
Los espectadores, la estética, el glamour y la pasta
“Ríe uno de puro gozo al contemplar una de sus elegantes maniobras”. Para el espectador, el disfrute del deporte de la vela es estético. Tanto por las embarcaciones, a las que Conrad encuentra semejanzas con las aves como por sus movimientos, frutos de la pericia humana y del conocimiento del mar y los vientos “El deslizamiento sobre el agua, más parece una función natural que la manipulación de un artificio”. Dice Erik Satie: EL yate navega, parece que está loco. Y le dedica una composición musical.