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lunes, 16 de enero de 2017

El fútbol según Eduardo Galeano 1

  
Recortables
Si al leerlo te engolfas en lo que tiene de épica y nostalgia te puedes perder lo que contiene de reivindicación humana del juego, del esfuerzo sin más sentido que el placer o sentirse bien. Este libro destila pasión uruguaya por el fútbol —“como todos los uruguayos quise ser jugador de fútbol”—.

 Es un libro para disfrutar del bien hacer y el inmejorable escribir. Como en otros libros que mezclan literatura y deporte y que ya hemos comentado: el mejor deporte es el que te da razones para escribir y el que se recuerda por la noche y te hace dormir bien.

 “Yo jugaba bien, era una maravilla, pero sólo de noche, mientras dormía”

Esto del deporte que te hace soñar y te ayuda a dormir ya va siendo recurrente en este blog. Ahora recuerdo los saltos ingrávidos, más parecidos a vuelos que a saltos, con que mi inconsciente me regalaba las noches previas o posteriores a un concurso cuando era saltador de longitud.

He de reconocer que no he leído de un tirón las aproximadamente 150 historias que reúne Galeano. Este, como otros libros suyos es un libro de cabecera, para ir leyendo poco a poco, siempre que no se pierda la perspectiva de estar construyendo una única imagen: la pasión por la vida y el juego.
En cada historia aparece un valor humano, la virtud que sustenta el fútbol (el deporte) y que se refleja en vivencias que exponen la vida y la muerte ligadas a la pasión del juego:

El fútbol según Eduardo Galeano 2


Galeano no es un espectador cualquiera. Se sitúa en la pasión pero no es un forofo. Ya leímos esta forma de amar el deporte en Pasolini, Auster y Coetzee:

El fútbol de antes
“Yo no soy más que un mendigo del buen fútbol… y cuando el buen fútbol ocurre agradezco el milagro sin que me importe un rábano cual es el club o el país que me lo ofrece”

Yo también disfruto así. Ayer vi un trozo del partido de Balonmano entre Francia y Noruega y quede subyugado por la emoción y la cantidad de virtudes humanas —deportivas— de las que disfruté el tiempo que estuve viendo el partido.

Como en otros libros, la lectura de este libro da casi todas las claves de lo que se puede ver cuando se ve deporte. . Yo resumiría  así sus contenidos:

     Estructura y partes del juego: Jugadores, estadios, espectadores, árbitros…

     Sociología y política: la guerra danzada, la publicidad en las camisetas “argolla de esclavos”, el opio de los pueblos, los negros (Uruguay era entonces el único país que tenía negros en su selección” “Europa nunca había visto un negro jugando al fútbol (1924)...se quedó anclado en París. Allí fue errante, bohemio y rey del cabaret... (Andrade) fue negro, sudamericano y pobre, el primer ídolo internacional del fútbol”, la pelota como bandera, una alusión al machismo del fútbol y a la exclusión de las mujeres de la fiesta.

martes, 3 de enero de 2017

Teoría del deporte según P. Auster y J.M. Coetzee. 1 Temario

Temas para pensar el deporte


Entre las curiosidades literarias que nos ayudan a comprender el deporte, tal y como lo entienden los escritores, últimamente leí (tal vez hace dos o cuatro años) de Paul Auster y J.M. Coetzee su correspondencia publicada con el título Aquí y Ahora.
Hablan mucho de literatura y también de deportes. Con más entusiasmo el americano, P. Auster, y dejándose llevar el sudafricano Coetzee. Paul Auster propone un temario de diez puntos para incluir en su correspondencia:
1.    Deporte y agresión.
2.    El deporte como participante o como espectador.
3.    Fenomenología y misterios de la afición.
4 Deportes individuales en contraposición a los de equipo.
5.    El declive del boxeo. La universal indiferencia hacia las marcas de atletismo.
6.    El deporte como drama o narración.
7.    Deportes regidos por cronometro en contraposición a los que no (beisbol o crcket)
8.    Deporte y mercantilismo.
9.    Deporte y nacionalismo
Podría ser el programa de una asignatura de sociología o epistemología del deporte. Paul Auster pretende hablar del deporte como si fuera un fenómeno aislado del mundo y la sociedad. Pero ¿por qué no analizar el deporte como otros comportamientos sociales? Él mismo nos indica un camino posible al denunciar el abuso de la política y el poder:

Teoría del deporte según P. Auster y J.M. Coetzee 2 Ética y estética

Ver deporte. Ética y estética.


Estudio para "tardes de deporte" 
Comienza Coetzee diciendo que la virtud de perder el tiempo viendo deporte es “precisamente eso, porque es una pérdida de tiempo”. Y termina Auster afirmando que “”Te sientes estúpido después de pasar el día viendo deporte”.
En cualquier caso ambos reconocen haber pasado entregados tardes enteras. Coetzee dice que es como el pecado: lo desaprueba pero sucumbe. Auster dice que es un placer… culpable. Y se justifica porque el deporte tiene un hilo narrativo, una expresión artística viva. O porque siente empatía cuando se trata de deportes que prácticó de pequeño.
Y, al hilo de lo narrativo, Coetzee lleva la conversación al mundo de la estética que dice no poder separar de la ética. Y habla de héroes, muy útiles para los niños y adolescentes pero que él ya no necesita. Están de acuerdo en que no van a encontrar ética en el mundo profesional ni, desde luego, un momento de estética a cambio de un resultado favorable. Aunque busquen, en esas tardes de abandono en el sofá al deporte, un momento estético que casi nunca llega.

Paul Auster revuelca su pensamiento en la inutilidad del arte, del esfuerzo estético: la perfección sobria de Federer, los arabescos con que un ebanista adorna un aparador, la persistencia dolorosa del trabajo de una bailarina. Encuentra en el gesto deportivo un reflejo de esa inutilidad privativa del ser humano, que le hace grande.

Teoría del deporte según P. Auster y J.M. Coetzee 3. Dudas sobre el valor del deporte

Competición y mercantilización.



Ha llegado el momento de decir que en este libro hay demasiados contenidos, demasiadas reflexiones para hacer alusión a todas. Incluso teorías sobre la génesis del deporte, su carácter religioso, los espectadores, el espectador y el que lo práctica, etcétera. Lo mejor es leer el libro. Pero antes de despedir esta lectura, algunas notas sobre la vivencia en el deporte de los autores.
Paul Auster, parece que se estaba mordiendo las uñas por las ganas que tenía de contar su experiencia y hace un discurso que es fácil de suscribir, aunque parece más metafórico que literal: “Mi placer de competir se refiere al placer de entregarse plenamente, concentrarse, escusa para realizar el máximo esfuerzo, necesario para el placer” No se trata de ganar, sino de hacerlo bien (este es un criterio privado –dice-)… Me aburre el ejercicio por el ejercicio. Le pasa como a mí, no haría deporte por su forma física ni por su salud.
Coetzee no está tan seguro de esa manifestación del placer: “Lo que yo asocio a la competición no es placer en absoluto, sino un estado de posesión en que la mente se ofusca en una única meta absurda: derrotar a un desconocido por el que no siento ningún interés, a quien no había visto nunca y a quien no volverás a ver”. Él ha tenido esa experiencia jugando al ajedrez.
Y, al fin, expresan su desaliento por la imposibilidad de hablar de deporte sin dar cuenta de la manipulación política y la comercialización: