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domingo, 21 de enero de 2018

Vitaliano Brancati, la gimnasia sueca y un viaje a Estocolmo

Vitaliano Brancati. Tríptico siciliano. Lumen.

Hacía tiempo que no encontraba en mis lecturas ninguna referencia al deporte o la gimnasia y, en la narración que menos me lo esperaba, aparece una breve y sustanciosa referencia a la práctica de la gimnasia sueca. Es en el relato Don Giovanni  en Sicilia, que Vitaliano Brancati escribió en 1940. La historia es la de Don Giovanni, un siciliano que por amor se traslada a Milán y se ve obligado a cambiar sus hábitos, a modernizarse. Estos fueron sus cambios para adaptarse a su nuevo estado:

Gymnastique de chambre 1895. Dr Schreber
“Arregló sus horarios de modo que en ellos cupiera, además de la ducha fría, las tardes sin siesta, el trabajo y la gimnasia sueca...”
La razón por la que decidió hacer gimnasia:
“Parecía realmente fuerte, pero el miedo a quedarse sin fuerzas no le abandonaba ni un solo momento durante el día…”
El análisis:
—Nunca hice ejercicio en toda mi vida —le dijo un día  a Ninetta, mirando hacia su propio pasado—. He tenido la adolescencia de un animal. ¡Puah…! Habría sido otro hombre si hubiera hecho un poco de gimnasia a los quince años.
—Puedes hacerla ahora —murmuró distraída su mujer.
—Ya es tarde.
—Para esas cosas nunca es tarde.
“Puede que tenga razón”, pensó Giovanni…
Actividad y resultados:
“…todas las mañanas hacía unos ejercicios en la barra y en las paralelas, y otros en su dormitorio, consistentes en abrir y cerrar la boca y en caminar de puntillas. Poco después la mandíbula pareció sobresalir y los pectorales le reventaban la chaqueta.”

miércoles, 3 de enero de 2018

Escenas de baño en un escritorio del siglo XVII


Museo de Santa Cruz en Toledo

El juego, el deporte y la educación física dejan rastros, que no me esperaba, en los caminos que recorro. A veces son tan leves como el que hoy he encontrado.

Estaba visitando, por segunda vez en poco tiempo, el museo de Santa Cruz en Toledo y me detuve frente a un  escritorio en el no me había fijado otras veces. Como si solo fuera una pieza del mobiliario del museo.

El escritorio es del siglo XVII y, en contra de lo que es habitual, los dibujos que tiene no son de temas bíblicos o de la historia sagrada. Son temas de caza, pesca, labores agrícolas y una impagable escena lúdica de baño.

En el siglo XVII hay pocos rastros del juego y el deporte en el arte en España. En la literatura, en el siglo XVI, como secuelas del renacimiento, se publicaron las obras de Cristóbal Méndez; Libro del ejercicio y su provecho (1553); Arts Gimnastica, Mercurialis (1569). Ya en el diecisiete Rodrigo Caro (1573-1647), Miguel de Cervantes (1547-1616) y algunos más hacen referencia a los juegos olímpicos antiguos y algunos juegos caballerescos. Fuera de España Pieter Bruegel el Viejo representa 83 juegos diferentes jugados por 230 niños en su tabla Juego de niños (1560). Y antes, François Rabelais (1494-1553), había dado buena cuenta de la importancia del juego y de los juegos a los que se jugaba.