Stefan Zweig (1881-1942). El
deporte cambió el mundo
Al hilo de la relación de los intelectuales con el deporte
que comentábamos al hablar de Pasolini y también de las esperanzas que pusieron
en la popularización del incipiente deporte, como veíamos en Erik Satie, se me
han venido a la memoria estas notas que tomé tras la lectura de la
autobiografía de Stefan Zweig (2012). El mundo de ayer. Memorias de un europeo (Ed. Acantilado).
“Cuando hoy (1940 aprox.) veo a muchachos saliendo
de escuelas y colegios, cuando los veo juntos, chicos y chicas, en una
camaradería franca y despreocupada, lanzándose a toda velocidad por la nieve
sobre esquís, compitiendo en la piscina con la libertad de los antiguos, corriendo
por el país en automóvil…Tengo la impresión de que han transcurrido no cuarenta
sino mil años entre ellos y nosotros…”
El deporte que
Stefan Zweig conoció de niño y de joven estaba muy lejos de ser una actividad
que mereciera su atención: “la lucha, los clubs de atletismo, los récords de
pesos pesados todavía se consideraban como actividades de suburbio y formaban
su público carniceros y ganapanes; como mucho, unas cuantas veces al año, las
carreras de caballos, más nobles y aristocráticas, atraían al hipódromo a la
llamada “buena sociedad.”
1910 Valencia, La albereda |
La igualdad
entre hombres y mujeres resulta imprescindible para que la sociedad avance, y
el cuerpo es la clave: “Pero ese temor a todo lo corporal y natural realmente
había penetrado en todas las capas sociales, desde las superiores hasta las
inferiores, con la fuerza de una verdadera neurosis. Y es que, ¿es posible
imaginarse hoy que a finales del siglo (el
XIX) cuando las primeras mujeres osaron montar en bicicleta o a caballo a
horcajadas, los campesinos les arrojaron piedras por atrevidas?… ¿Y qué
constituyese una conmoción sin precedentes el que Isadora Duncan, en sus
danzas, que eran de lo más clásico, bajo la túnica blanca –que por suerte se le
arremolinaba alrededor del cuerpo hasta abajo del todo-, en vez de los
habituales zapatitos de seda, enseñara por primera vez las plantas desnudas de
los pies?”
1910 Stefan Zweig |
Todavía volveremos sobre Stefan Zweig.
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