Las sociedades
gimnásticas y el estilo de vida fascista en el siglo XIX. La dignidad del
deportista pasa por revisar su historia.
Dedicaré a esta lectura dos entradas del blog, porque no soy
capaz de resumirlo en una.
No leo teoría ni historia del deporte o la educación física. Leo muchas cosas distintas para satisfacer mi curiosidad o mi recreo y si aparecen referencias a estos temas lo cuento en este blog. Mi última sorpresa ha sido leyendo este libro de historia (George L. Mosse. La nacionalización de las masas).
El autor, para explicar el proceso social y político que
hizo del nacionalismo un movimiento de masas, recurre a la evolución de las
escuelas y las sociedades gimnásticas que se implantaron en Europa durante el
siglo XIX.
http://www.sgschramberg.de/geschichte.html |
En este punto hay que decir que todo lo que no sea leer el
libro completo, es correr el peligro de la imprecisión, la banalización o la
consigna, por lo que seré muy prudente en lo que transcriba.
El ideal de belleza,
la estética de estas sociedades, con referencia a cánones mitológicos de lo
griego y lo germánico, devino en una cuestión de superioridad de la raza. La
gimnasia, más que ser el instrumento para conseguir pureza de raza, era la
forma de demostrarlo y se aplicó a ello con festivales y demostraciones
públicas.
http://www.spiegel.de/einestages/turnvater-friedrich-ludwig-jahn-doping-fuers-deutschtum-a-1096246.html |
Puesto que esta estrategia funcionó para la creación de los
nacionalismos de principios del siglo XX ¿por qué no aplicarla al deporte para
conseguir la alienación mercantil? Bueno, esto último ha sido un salto en el
vacío, una consecuencia que se deriva de la lectura del sexto capítulo del
libro.
Termino esta entrada parafraseando el primer párrafo de la
introducción: Lo que a mí me preocupa es la dignidad del que hace deporte o a
elegido la vía sensitiva y corporal para desarrollar plenamente su vida.
Los deportistas hemos perdido el control sobre nuestras
razones y no conseguimos explicarlas a la sociedad más allá de la enormidad de
su práctica y el dinero que mueve. Esto no da mucho prestigio.
Dice Maquiavelo “como
puede sobrevivir un hombre de bien en un mundo perverso”. Son las mismas
dificultades que tiene un deportista para vivir su práctica al margen de las
modas o el mercado. O la interpretación despectiva de su ocupación.
Nos queda poner los nombres de quienes propiciaron ese
modelo (el estilo fascista) en el desarrollo de la gimnasia en el siglo XIX.
Anticipamos la referencia a Ludwig Jahn. Y de paso a Amorós. Pero de eso
hablamos en la próxima entrada.
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