David Trueba. Madrid 1969.
En su nueva novela David Trueba incluye en dos ocasiones relatos relacionados con la educación física y la gimnasia y eso es una buena noticia porque supone una cierta normalidad de la experiencia gimnástica o deportiva.
En primer lugar habla de la gimnasia en los colegios de
curas. En los Salesianos de Estrecho, concretamente. Yo estudie en los de la
oposición, los de Atocha. A pesar de los diecinueve años que nos llevamos D. Trueba y yo, y el sistema político en que
se desarrollan las historias (yo en una dictadura y él en una democracia,
supongo que alrededor de 1985) reconozco muchas de las vivencias que narra.
1970 Salesianos de Atocha. Uno soy yo. |
“…en uno de los
cubículos nos escondíamos durante la clase de gimnasia. El profesor nos
obligaba a dar veinte vueltas al campo de fútbol y él las corría también,
empeñado en ganar siempre”.
Es una escueta y contundente descripción sobre la idea de
gimnasia escolar en la que aparecen retratados todos los agentes:
-
Los alumnos con inquietudes, distantes,
escaqueados.
-
La asignatura absurda: veinte vueltas al campo
de fútbol”
-
El profesor competitivo e infantil.
Tan tópica que no se si creer que
lo que cuenta es verdad o es un guiño literario que navega a favor de la
complicidad del lector. Sobre todo sabiendo la impunidad que tiene lo que en
una novela se dice y que no tiene por qué ser verdad; es suficiente con que lo
parezca.
Sin embargo estoy dispuesto a
creerle: Ni la educación física se había renovado lo suficiente, seguramente
los colegios de la iglesia mantenían prerrogativas especiales en la
contratación del profesorado, ni los intelectuales atisbaban otra perspectiva
para la educación corporal que la manida dicotomía mente cuerpo.
En 1985 ya habían salido veinte
promociones de INEF de Madrid y creo que alguna de otros centros de formación
del profesorado de educación física, sin dependencias del Frente de Juventudes
u otros fascismos. Y quienes llevábamos ya diez años dando clases nada teníamos
que ver con lo que cuenta.
Más esclarecedor de la imagen que
nos quiere dar de la gimnasia es lo que narra cuando recibe un premio en un
concurso literario escolar por una alegoría pacifista.
“…don Dionisio, el profesor de gimnasia, me llevó a un aparte, pensé
que iba a facilitarme por el poema, otros profesores lo habían hecho, pero fue
al contrario. ¿Qué tienes tú contra la bandera española?... Ese poema es una
mierda y lo mejor que puedes hacer es arrancarlo y avergonzarte de haberlo
escrito… y tú lo que te mereces es que vengan los moros o los franceses a
invadirnos y violen a tu madre y a tus hermanas… venga a correr con los demás,
me despidió con ese aire marcial que identificaba con su asignatura, pero que
sepas que estas cateado en esta evaluación.”
No se puede discutir la veracidad
de lo que se escribe en una novela, entre otras cosas porque puede no ser verdad.
Ya lo he dicho, creo que es una vivencia real, porque si no lo fuera sería más
preocupante, sería una idea actual de cómo son las cosas en la gimnasia.
Quien iba a decir al protagonista
de la novela que su primer amor sería una estudiante de educación física.
Aunque jugando con el disloque temporal que se genera entre los protagonistas de la novela y quien
lo escribe, el autor sí que sabía que ese estudiante que se escaqueaba las
clases de gimnasia se enamoraría de una profesora de educación física. Y esta
es la segunda referencia a la educación física en la novela.
“Olivia dirigía los cursillos de natación para chavales…”
En su descripción repite la
cualidad poderosa de Olivia (parece que se le ha colado la redundancia al
corrector), tres veces en diez o doce líneas:
…tan firme, tan poderosa,
…hombros robustos y brazos poderosos…
…sus piernas se alargaban firmes para terminar en los muslos poderosos.
Es estupendo que relacione la
sensación física con un carácter firme: “tan
segura de sí misma… sonrisa confiada…no coqueteaba… se deslizaba con
naturalidad…” “Oliva era física, tenía respuestas desconcertantes, un contrapunto
descreído con todo, podía burlarse de ti después de decirte algo hermoso”
Es el amor de su vida y todo en
ella le parece perfecto: “era poderosa también en la intimidad. A veces con la
sola fuerza de sus muslos me inmovilizaba y no me dejaba ir…”
Al hilo de la narración vienen los recuerdos Puerto de Sagunto. Ciudadmar 1982¿? |
La educación física y el deporte se miran
con distancia y, con frecuencia, se alimenta de tópicos y muletillas.
Es un alago que se considere a
una persona inteligente y, en el caso de la novela, seductora, como “física”.
Es más problemático que se identifique con caracteres autoritarios y fachosos.
Bueno. La imagen de lo físico no ha
cambiado demasiado en el imaginario de los intelectuales. A pesar de la descripción
de las inteligencias motrices y de que el esfuerzo, y el movimiento se estudie
en universidades.
Cada uno que mire su
responsabilidad y sus razones para que las cosas sigan siendo así.
En cuanto a la novela: yo la he leído entera.
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