Conversación entre los pensadores Manuel Cruz, Cesar
Rendueles y Daniel Innerarity para hablar de las sociedades de hoy. Borja
Hermoso. El País, 26 de noviembre de 2016. P. 26 / Cultura.
Lectures sugestives 1931 |
Cuando yo estudiaba la carrera de educación física, allá por
los años setenta, vivíamos en un estado fascista y la práctica profesional, en
esta materia, estaba altamente politizada y devaluada. Ya se intuía la muerte
del dictador y, para que la educación física y el deporte superaran esa
realidad, necesitábamos valores y conocimientos esencialmente indiscutibles.
En
ese empeño nos enfrentábamos a dos cuestiones de las que dependía el prestigio
de nuestra carrera. Las preguntas eran: ¿Es el deporte cultura? ¿Existe una
praxis científica propia del deporte? No entraremos en las razones de antes ni en
las de ahora. Para ver las de antes propongo al lector curioso que indague en
la bibliografía de José María Cagigal, cuáles eran los argumentos que
estaban en discusión.
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Hacía mucho que no leía nada sobre estos dilemas. Ahora el
deporte y la educación física son una carrera universitaria, por lo que se
supone que aquellas dos preguntas se han resuelto afirmativamente: el arraigo
cultural y el cuerpo científico propio. Aunque mi sensación después de haber
pasado por estas facultades es que el cuerpo científico que se cultiva no es
propio y que la cultura deportiva se ha sustituido por el comercio y el
espectáculo.
No las de los deportistas, son otras miradas las que detectan
el valor cultural del deporte y nos ofrecen razones para que pensemos cual es
el papel que juega. Ese es el caso de este artículo que protagonizan tres
filósofos.
Cesar Rendueles afirma que algunas manifestaciones que salen en las páginas de deportes de los
diarios debían ir en las de cultura. Y que algunas que salen en las de
cultura debían ir en las de consumo. Se refiere a actividades deportivas como
prácticas amateur que rondan el territorio de la cultura.
A Manuel Cruz esta visión del deporte le recuerda la subcultura que defendía Vázquez
Montalbán que integraba disciplinas cuyo saber
no está en las academias. Esto del saber no académico parece una referencia al
conocimiento que se adquiere en determinadas prácticas, también las deportivas, y que relaciono con las inteligencias múltiples de Gardner, que a pesar de su prestigio no han conseguido hueco en el saber oficial de las universidades.
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A Daniel Innerarty le parece que en estos espacios pocos
consolidados se dan las mejores ideas. Se entiende que las ideas capaces de
superar el corsé de la especialización. Ve en estos espacios (que podrían
ser los del deporte si lo entendemos como subcultura) la posibilidad
de desarrollar pensamiento a partir de un cierto bricolaje personal. Es decir
la necesidad de pensar por uno mismo, elaborar la experiencia y después verbalizarla.
Él no lo dice, lo digo yo: el deporte es una excelente herramienta para
reflexionar y desconectar del discurso oficial y del pensamiento uniforme. En
materia social y política.
El problema para esta desconexión, dice Manuel Cruz, es la falta de
tiempo y el ruido de fondo. El mercantilismo, la corrupción y la politización
del deporte hacen que no sea fácil el pensamiento autónomo. Hacen falta mapas, referencias a la
totalidad… (Daniel Innerarty). Saber a dónde vamos, como se relaciona el deporte
con todos los aspectos de la cultura y para que vale el deporte al margen del
negocio y la alienación.
Y tiempo, las nuevas tecnologías cualquiera diría que no
afectan al modelo deportivo, pero no es así, son un ídolo de la eficiencia y la
inmediatez. Este modelo cuestiona la utilidad del juego o la experiencia
práctica como forma de adquirir conocimiento. Para que el juego sea útil debe
estar dotado de conectividad, dicen
quienes confían ciegamente en las nuevas tecnologías, cuando el deporte debería
ser un espacio de desconexión (todo
eso lo dice hablando de las bibliotecas y yo lo aplico al deporte).
Cesar Rendueles: Bueno, yo soy más
optimista. Cada vez veo más gente consciente de llevar “vidas dañadas” como
decía Adorno. De haber vivido y seguir viviendo una gran mentira. Y lo veo
también en la Universidad. Frente a una inercia heredada del pasado, cada vez
veo gente, sobre todo estudiantes, que hace grandes esfuerzos para vivir de
otra manera.
Para vivir de otra manera el deporte.
Ilustraciones del libro Lectures sugestives de 1931
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