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¿Qué tiene qué ver tocar el piano con hacer un tornillo?

Ni te lo imaginas


Cuando escribes extraes de tu memoria todo lo que has aprendido, todo lo que has sido y crees que tiene relación con el relato que estás creando. ¡Pero ay! Te das cuenta de que si lo cuentas todo no te explicas con claridad, introduces en el relato elementos que pueden despistar al lector, aunque para ti esté todo muy claro.

Este pequeño cuento formó parte de La mirada furtiva (debía ir en el capitulo 1) cuando quise explicar el desafío que supone adentrarse en un conocimiento que no sabes a donde te lleva.

...¿Pero esto forma parte de la educación física, del movimiento, del deporte? Esa era la novedad de lo que estaba pasando, que el profesor nos estaba invitando a ser parte de aquello. Es lo que dijo, que el piano estaba a nuestra disposición para experimentar cuando quisiéramos.

¿Alguna vez has empezado un aprendizaje del que no sabes nada? No poco, ¡nada! . No conoces la nomenclatura, las palabras con que se nombra lo que vas a aprender, ni siquiera tienes conciencia de que eso existiera antes de que tú lo vieras. Supongo que eso es lo que siente un niño cuando tiene que aprender cosas de las que nunca ha sentido la necesidad de saberlas. Pero luego, de mayor, de todo ya sabes algo y, de lo nuevo, lo que aprendes es a organizarlo, memorizar, aplicarlo u olvidarlo. Rebusco en mi experiencia de adulto una sorpresa igual y lo más parecido que me encuentro fue aquel día en que el maestro, el señor Valbuena, para enseñarnos el uso de las herramientas del taller, dejó encima del banco de trabajo de cada uno de nosotros, un vástago de hierro liso y dijo que íbamos a hacer un tornillo. Se me puso una sonrisa como de “esto es una broma”, pero no, iba en serio y, al final de la clase ya sabíamos utilizar machos y terrajas y, con paciencia fuimos creando, como si estuviéramos pergeñando un milagro, una rosca, un tornillo y su correspondiente tuerca. Aprendí, como maestro industrial, cosas más sofisticadas, automatismos electromagnéticos sutilísimos, todo lo relacionado con el flujo de la corriente eléctrica y sus caprichos, pero aquellos tornillos, que todavía guardo como testigos, fueron como la revelación de lo que es posible, de que todo es posible.



 

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