Cuentos de la expresión dinámica en La Mirada Furtiva
Gracel Meneu, fundadora del grupo de danza Vianants, nos enseñó en el IVEF los fundamentos de la danza contemporánea. De todo lo que aprendimos, la improvisación en contacto tuvo un interés especial. De aquella experiencia escribí:
“Reaccionar al impulso del otro, el peso compartido, el vértigo del abandono, estar a merced del otro o ser responsable de la seguridad de la otra era el aprendizaje definitivo que me ubicaba en una dimensión del cuerpo compartido que debí entender hace mucho” (La mirada furtiva pág 134).
Después Gracel Meneu y yo diseñamos un taller para unos encuentros sobre Educación y Mujer. El relato de aquella experiencia es otro de los relatos que se quedaron en el camino (pudo ir en el capítulo 7) al redactar la versión final de La Mirada Furtiva. Ahí va.
Es una práctica, un corte juguetón en las sesudas conferencias. Aceptamos el desafío con dudas sobre el interés que pudiera tener y yo, como si fuera obligatoria la teoría, redacto un manifiesto por el contacto que leo antes de la práctica. Esta necesidad parece una reminiscencia acomplejada de considerar la práctica, sin el apoyo de la palabra, una aportación menor al conocimiento. Digo que el contacto es una forma de comunicación contundente, un mensaje que no se puede negar y que, cuando se produce, el cuerpo exige una interpretación al cerebro. El calor, la amistad, la insinuación y la intimidad son resultados del contacto. Y también el poder, las relaciones de dominio y preponderancia. La práctica se basa en la evidencia de las dimensiones físicas del cuerpo. El peso, la fuerza, el equilibrio, la ductilidad, la fluencia, la flexibilidad, el acoplamiento. Y la inevitable aparición de sensaciones y sentimientos. La práctica la conduce Gracel con desparpajo y empatía con los participantes. No se demora en interpretaciones, genera una dinámica divertida e imprevisible y causa una conmoción en el curso. Los que no han podido participar por la falta de espacio, protestan y obligan a la organización a programar más sesiones. Los que no se apuntaron por pudor o dudas sobre la seriedad de la actividad, preguntan y se informan. Todos hacen referencia al extraño momento que se ha colado en las reflexiones sobre la feminidad, en el que se proponen los hechos físicos de compartir el peso corporal, conseguir equilibrios comunes, conducirse, abandonarse al otro, responsabilizarse de la confianza que los demás depositan en ti. A partir de ese momento, todos los ponentes hacen referencia al taller del que extren metáforas sobre las relaciones humanas que cada uno interpreta a su manera.

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