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martes, 20 de agosto de 2019

Thomas Mann y la gimnasia


Thomas Mann. Los Buddenbrook. Pocket Edasa 1ª Edición 1901

Gimnastique du chambre
La historia se desarrolla desde principios del siglo XIX hasta 1877. Se trata del auge y declive de una familia de comerciantes en el estado libre de Prusia, concretamente en Lübeck.

El libro es un clásico de la literatura europea y su autor, Thomas Mann (1875-1955), premio Nobel en 1929, uno de esos autores capaces de escribir un relato en el que nada era como es ahora, pero en el que nos reconocemos. Ya sea en los personajes o en sus avatares. Y seguirá ocurriendo por mucho que pase el tiempo.

Empecé a leerlo con muchas prevenciones (literatura anticuada, pensé) e iba ya por la página 732, sin poderme explicar cómo había llegado hasta allí, cuando me encontré una referencia a la gimnasia. No me lo esperaba, pero era absolutamente lógico. ¿Cómo retratar la sociedad prusiana del siglo XIX sin que alguno de sus personajes tuviera que ver con la idiosincrasia de la práctica gimnástica? Ya nos referimos al retrato del deportista, de esa misma época, que hace Leopoldo Alas Clarin en La Regenta

Los excluidos del deporte

Thomas Mann describe la gimnasia dese el punto de vista de los excluidos, de las personas cuya sensibilidad estaba a años luz del exhibicionismo patriótico que relacionaba la fuerza con la raza.

Boxeo moderno. Coronel Zindsler
Para ello describe perfectamente el modelo de Ludwig Jahn, dominante en Prusia: “… todas las semanas de verano, el profesor de gimnasia, el señor Fristche, organizaba competiciones de gimnasia al aire libre en el Burgfeld para que los jóvenes varones de la ciudad tuvieran ocasión de demostrar y cultivar el valor, la fuerza, la destreza y la presencia de ánimo”.

Pues bien, Hanno, el destinatario de tales prácticas, a quien pretendían hacer “un hombre”, mostraba un rechazo mudo, reservado, que casi rayaba en la soberbia. Otros chicos disfrutaban: dos mozos espléndidos, robustos, fuertes y audaces, que se enzarzaban en peleas a puñetazos y nadaban como las focas.

Hanno, que además lleva una dieta de aceite de hígado de bacalao y de ricino, para ayudar a su desarrollo y su amigo Kai, se escaquean sistemáticamente de las prácticas. Del profesor de gimnasia opinaban: “Si el señor Fristche dejara de oler a sudor y cerveza al menos un día podría pensármelo”.
Hanno es un personaje que soporta una cierta carga autobiográfica de la adolescencia de Thomas Mann y lo que el personaje piensa es muy probable que sea lo que piensa el autor de la gimnasia de la época. 

Muy parecido pensaba sobre lo aburrido e inútil de la gimnasia en esa época Stefan Zweig


Un estilo de vida fascista 
El caso es que Hanno con especial sensibilidad para la música y la literatura debe ser enderezado y la gimnasia de Ludwig Jahn, que en 1868 contaba en Prusia con más de cien mil seguidores en más de cien sociedades podría ser, junto al aceite de hígado de bacalao, la solución.

Ejercicios de orden. Agosti


Y de paso, la gimnasia se encargaría de que el chico comprendiera el valor del orden, la obediencia y la labor patriótica de desarrollar un cuerpo sano, en beneficio de la raza y de un estilo de vida fascista.



De esto ya hablamos en este blog al hablar de la nacionalización de las masas:  



1 comentario:

  1. Magnífica nota, Luis, como siempre, y aunque según veo la colgaste el pasado agosto, todavía no la había leído. Mira que da juego el juego (también en forma de deporte). Un abrazo.

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