Dice David Le Bretón que su objetivo al escribir este libro es darse a la fuga por la escritura e intercambiar impresiones con otros. que es lo mismo que se hace al caminar. Caminar y escribir es el mismo juego y yo, a esta evasión, le llamo deporte, invocando el significado que tiene que ver con el ocio en los puertos de los marinos (de-puerto).
A lo que íbamos es al caminar y, al leer el primer párrafo de este libro, pienso que ya no se puede decir más —y quedan doscientas cincuenta páginas—.
Entre otras cosas dice que puede ser que uno vuelva de la caminata transformado “más inclinado a disfrutar del tiempo”. Y yo interpreto que se refiere a disfrutar el tiempo que uno está en el camino; más que de la meta.
Carlos Álvarez 2005 |
Disfrutar del proceso es la idea que yo intentaba en mis clases cuando tratábamos con la creatividad.
No perder de vista el camino, para volver atrás si es necesario. Eso me decía mi sobrino Manolo cuando hablaba de su prudencia en la montaña: “sigo metas ambiciosas, pero con la mirada en el camino que dejo atrás por si hay que volver”. Más o menos.
Si la primera frase del libro ya me he engolfado en el recuerdo y la reflexión, no sé qué pasará más adelante. Tendré que moderar mi ansiedad para contar e imaginar. Tal vez si empezáis ahora a leer este libro acabéis antes que yo.
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