Andar es un deporte, depende de cómo se mire.
Frédéric Gros. Andar. Una filosofía. Taurus. 2015. Primera
edición 2014
Creía que relacionar andar y deporte iba a ser más
fácil que relacionar deporte y viaje. Pero la primera frase del libro que
emprendo dice:
“Andar no es un deporte”
y después, Frédéric Gros, se aplica en
explicar sus razones. Para él el deporte es lo que es para la mayoría: lo que
la prensa y la televisión dicen. Y eso no le gusta porque incluye
mercantilismo, competitividad excesiva, números para explicar el resultado
de un juego.
Y luego dice algo que llama la atención: “Se da siempre esa
distinción entre vencedor y vencido, como en la guerra. Hay, entre la guerra y
el deporte un parentesco del que la
guerra extrae su honra y el deporte su deshonra…” ¿Cómo los amantes del
deporte, nos podemos resignar a esa comparación odiosa?
Me ha traído a la cabeza una pregunta que alguien lanzaba en
Facebook sobre las razones del desapego de la mujer con el deporte y recuerdo
nuevamente aquel artículo que dediqué a Agustín García Calvo sobre el fervor
que los hombres dedican a la guerra y al deporte y la desazón de la mujeres “Perché perché...La domenica mi lasci sempre sola, per andare
a vedere la partita di pallone, perché, perché…(Cantada por
Rita Pavone 1963).
Toda la aproximación, con comparaciones y utilidades, entre
el deporte y la guerra, se convierte en distancia de las mujeres. Y cuando
hablo de aproximarse, no solo me refiero a la teoría, también al fervor con que
en el deporte se defiende como mercancía, fidelidad patriótica o espacio
personal.
¿Cómo se puede confiar y mantener valores civiles de una actividad
que aguanta la comparación con la guerra? Como decía Alexandro Barico en Homero Iliada, es necesario: conocer la
emoción, incluso la más vertiginosa, sin tener que recurrir al doping de la
guerra o la metadona de las pequeñas violencias cotidianas. En fin, otra
belleza, si es que comprendéis lo que quiero decir”
Claro, así ¿cómo pensar que andar es un deporte? Pero por
suerte hay muchos deportes y a muchas personas cuando le preguntas que hacen
cuando dicen que hacen deporte, dicen que juegan o caminan. Claro, dice el
autor, que andar, al fin y al cabo “poner
un pie delante de otro, es un juego de niños” y si no hubiéramos
interpuesto tantas cosas entre el juego y el deporte el autor no tendría tantas
dudas sobre si andar es o no deporte.
“Para andar hace falta
ante todo dos piernas y lo demás es superfluo” y que “Caminando, solo una hazaña importa: la intensidad del cielo, la belleza
de los paisajes…”
Pues eso es lo que yo digo: Deporte.
Seguir leyendo en https://luis-antolin.blogspot.com/2017/03/andar-no-es-un-deporte-2-frederic-gros.html
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Estoy de acuerdo con Gross: andar solo sería deporte contra el reloj u otros adversarios, con un reglamento y todo eso. Si no, se parece más bien al arte (de andar), la dulce sensación del vagabundeo. Pero sí sería deporte en la accepción antigua del término, puro entretenimiento, simple goce. Te recomiendo la entrada Flâner del Diccionari per a ociosos de Fuster. Quizá él, a propósito de ese caminar sin destino y lleno de curiosidad a que se refiere, nos aclare algo.
ResponderEliminarYo es que soy un poco antiguo, ya lo sabes, y en esto del deporte me regodeo en lo que pudo ser y no es. Por cierto, tú que eres un conseguidor de palabras ¿tenemos lenguaje suficiente para denominar lo que hacen los jugadores profesionales, los niños y quien juega por diversión? Un día de estos escribiré sobre eso porque, mientras llamemos igual a todo, estamos aviaos.
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