Levanta sarpullidos ver la explosión de amores patrios, ardor guerrero, honras en las botas de los delanteros y en los guantes de los arqueros, banderas que envuelven y colores nacionales en las caras y en el culo (y no es por hablar mal, que es cierto). Cómo no hablar de fútbol estos días. Ya lo he hecho muchas veces en este blog y se puede saber lo que pienso de este nivel del deporte. Para quien a priori piensen que no me gusta el fútbol, les diré que sí, que veo los partidos, sobre todo en esta primera fase en la que se enfrentan los que no son favoritos y puedo mirarlos como si viera un partido del Campeonato de Empresas de un polígono industrial. Quiero decir, que puedo verlos sin tener que remitirme a honor y patria y análisis de los avatares por los que pasan los elegidos, lo más selecto de la nación.
Dr. Fraguas |
Dr. José E. G.
Fraguas Gimnasia higiénica. Biblioteca
de la Regeneración Física, 1897.
Esto
no iba a quedar así, y en 1902 ya se corrige la
tendencia sobre el conocimiento de este juego:
“Parece
que va tomando carta de naturaleza entre nosotros un ejercicio inglés llamado foot-ball.
Aunque en nuestro modo de ser no encaje por completo la afición a este juego, sin
embargo, no se puede negar que cuenta con bastantes entusiastas y los domingos por
la mañana se ven los campos muy concurridos, desplegándose por los jugadores el
mismo ardor que pueden desplegar los anglosajones”. Un lince el comentarista.