Como los salmones que vuelven
Todos los años, cuando se acercaba el verano, los amigos del taller de electricidad se iban a pasar un día al campo. Sin preguntarse la razón, como los salmones que vuelven al lugar donde nacieron, las cebras que se juegan la vida por lejanos pastos verdes o las mariposas, tan frágiles, que vuelan sin descanso al sur. Ellos viajaban para tenderse al sol de junio, templar la piel escondida durante todo el invierno. Pasar un día despreocupados del control rutinario de voltios y amperios.
Cuentos de un zascandil. Bohodón
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