Deporte, mujer, Iberdrola y la Constitución
Las televisiones de los gimnasios no tienen sonido y lo que
dicen quienes hablan se ve en unos rótulos. Eso es una buena idea porque así
pueden poner música hortera que acompañe tu esfuerzo. A mí me da igual, casi me
viene bien, porque estoy bastante sordo y la música apenas la oigo pero sin
embargo me entero de lo que pasa en la tele. Viene al caso que el otro día había
un hombre que no conocía haciendo un excelente discurso sobre las mujeres y la
necesidad de incorporarlas al deporte. Claro, pensé, ahora que se habla tanto
de cumplir la Constitución y mandan a los guardias a aporrear a los que no la
cumplen, el gobierno se ha puesto manos a la obra en el cumplimiento del
artículo 43.3 que dice eso de que “los
poderes públicos fomentarán la…, educación física y el deporte…” y que nunca había visto que lo hicieran.
Según iba avanzando el discurso se iba imponiendo en la
pantalla el fondo del escenario del conferenciante: IBERDROLA, IBERDROLA,
IBERDROLA… ¡Ah! Caí de un burro (o de una excéntrica, que es donde estaba
subido). Quien muestra tanto afán en el deporte
femenino no es el Estado sino la empresa que ilumina mi casa (mi mujer también, que quede claro).
Me pasé de la excéntrica a la cinta de correr, esa que como il treno, nei mei pensieri all’incontrario va (Celentano dixit). No miran por
la gente, si miraran por la gente dedicarían sus ganancias
a la investigación para abaratar la factura de la luz, no dejarían sin
corriente a los pobres y no se apoderarían de la energía solar.