20090520 La música, el movimiento y el canto del cisne.
En clase, había
diseñado una práctica para reconocer, de una composición musical, las
cualidades sonoras que provocan el movimiento. Improvisando, los alumnos,
respondían de mil maneras: a los tonos agudos con gestos delicados, a
veces sólo de los dedos; se encogían y les comía la vergüenza al verse
expuestos ante los demás, al abrir los brazos por el impulso natural de un
sonido largo; cambiaban el plano en el que se movían o la dirección al distinguir
contrastes en la intensidad del sonido y señalaban con la mirada un punto
imaginario en el espacio cuando aparecía un nuevo timbre. ¡Qué maravilla!
estaba pensando cuando al acabar se sentaban en el suelo para comentar lo que
habían hecho. Y de repente, la realidad: ¡No saben lo que han hecho! ¡No han
sido conscientes de nada! Y, de las pocas cosas que se han dado cuenta, no lo
pueden explicar, no pueden ponerle nombre.
Como no puedo
creérmelo comienzo a hurgar hasta que aflora todo el conocimiento teórico que
tienen sobre la física del sonido: intensidad, tono, duración, timbre… Pero ya
no hay remedio, es evidente que nada de eso se deriva de la consciencia de la
práctica, de haber sabido leer sus movimientos. Y de sus emociones: vergüenza,
disfrute, creatividad percibida… ¡para qué hablar!
¿Entonces?
me pregunto en voz alta ¿El movimiento no nutre el conocimiento? ¿No tenéis un canal, un espacio mental para las noticias del cuerpo en movimiento? ¿Qué hacéis enla
Facultad de
Educación Física? ¿Os creéis que el movimiento puede estar relacionado con
algún modo de inteligencia?
me pregunto en voz alta ¿El movimiento no nutre el conocimiento? ¿No tenéis un canal, un espacio mental para las noticias del cuerpo en movimiento? ¿Qué hacéis en
Ya sé que me
pongo un poco melodramático pero hay que poner un poco de contraste a su
inanidad.
En realidad creo
que les da lo mismo: una bronca más. Eso de saber lo que se hace es una
excentricidad, aquí, en esto de la
Educación Física el
movimiento va a la orden: Bota…, y boto. Da una voltereta…, y la doy. Ya me
dirá el profesor si lo hago bien o lo hago mal. Y si lo hago bien ¿Para qué voy
a volver a hacerlo? ¿Qué es eso del vértigo, la fatiga arrinconada por la
emoción, la habilidad anulada por una mirada?
No hay comentarios:
Publicar un comentario