La pasión y la belleza
Muchos estudiantes piensan que los años en los que estudiaron la carrera les cambió la vida. Pues, por lo que cuentan sus compañeros, Ángel cambió la carrera, la forma de estar y ser estudiante de educación física. Llegó al INEF (1971-1975), con los pocos años con los que se empieza una carrera, con algunas determinaciones tomadas y algunas decisiones sobre lo que quería aprender y lo qué quería que fuera su vida. Yo no lo conocí entonces, lo que sé de este profesor de educación física es lo que se cuenta (y hay mucha gente que lo recuerda) y lo que deja en el camino, el rastro de su actividad.
De él me llamó la atención su conocimiento de las piedras semipreciosas y su habilidad para montar dijes de todo tipo. Yo soy una persona enamorada de los minerales, piedras y rocas y su conocimiento y habilidad para hacer cosas bellas con ellas me deslumbró.
Luego supe de su conocimiento de los hongos y le pedí información. De la que me dio y ha publicado me sorprendió una historia que tal como me la contó, sinceramente, no parecía que estuviera hablando de hongos, parecía una saga del Señor de los Anillos.
“Cordyceps, es de la familia
de los Clavicipitaceae y pertenece a la orden de Hipocreal, integrado en la
división de los Ascomycota con cargo de Sordariomycete, en el Reino de Mycota.
Su principal característica es que es un parasito.
La
familia de los Clavicipitaceae, a la que pertenece nuestro Cordyceps, son
extremadamente especializados capaces de parasitar todo, incluso a sus colegas,
alterando su comportamiento y produciéndoles posteriormente la muerte. Cada miembro
de la familia parasita a un tipo o familia concreta.
Cordyceps
se adhiere a un individuo o a un grupo y lo perfora, toma posesión de su
sistema nervioso, con cuidado para que siga vivo y así poder manejar su
voluntad y obtener las claves de sus deseos. Es un auténtico manipulador y cada
individuo portador de un Clavicipitaceae puede cumplir tres funciones,
nutrición, desarrollo y multiplicación además del transporte al lugar ideal
para su reproducción. Cuando ha conseguido su objetivo nuestro Cordyceps se
deja ver, victorioso, sobre el cadáver vaciado de su víctima, de su cabeza o su
cuerpo, preparado para parasitar a cualquier otro que se ponga a su alcance. Existen
en todos los continentes, fundamentalmente en temporadas de otoño e invierno”.
¿Es que alguien no conoce a
un Cordyceps? ¿Aprendió Ángel todo esto en la carrera que estudió? No lo sé,
pero tengo que reconocer que es un conocimiento valioso, saber que hay parásitos
como hongos. Tal vez por eso Ángel cuando viaja, lo hace con su cama en una
furgoneta y cuando estudiaba dormía en su propio saco de dormir. Para no deber
nada a nadie y evitar parásitos.
Pero, de su conocimiento de los hongos, tal vez también aprendiera que “el valor del Cordyceps, reside en la concordancia de todos sus elementos”. Y así, de lo que ha visto a lo largo de su vida, mirando, tocando, jugando ha extraído un mundo de colores, texturas y volúmenes que él es capaz de recrear en la fotografía. Y no contento con eso, sus creaciones están dotadas de ese contenido vital que hace inevitable que aparezca la palabra con la que, sometida a la métrica y la intención de expresión fundamental del haiku, rubrica la pasión que este profesor de educación física pone en vivir y expresarse.
Canta el ruiseñor
en la rama del rosal
antes de volar
Mi corazón va
cargadito de grietas
regando todo
Muy interesantes las vueltas de los caminos de la vida…
ResponderEliminarQuerido amigo. De eso se trata, tú lo sabes bien, de ser capaces de vivir con pasión todo lo que la vida pone a tu alcance. Nosotros lo aprendimos siendo profesores de educación física y a mí me gusta decirlo en voz alta, en oposición a quienes creen que nuestra sensibilidad se acaba en las cualidades físicas.
ResponderEliminarQuina història tan bonica que contes, Luis. Entren ganes d'agafar una furgona (amb llit) i anar a conèixer aquest teu amic i prendre'n nota de pedres i fongs. Una abraçada.
ResponderEliminarMuy interesante
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