Camino hasta estar debajo de la cascada
que remueve el río Irati
Quiero parar el
coche, para meter los pies en el agua del río, mirar entre las piedras
por ver si hay algún tesoro, una madera pulida por el agua, una piedra
brillante o de un color distinto a las demás. Pero sé que tú prefieres seguir
para llegar pronto a las ruinas románticas que queremos visitar y, como cada
uno quiere una cosa, vamos en silencio. Detrás de una curva, aparece un camino
que lleva a una playa de arena y cascajo. No hay tiempo para pensar. Un baño
corto y seguimos. Es un instante, ya verás. Sin tiempo para ponerme el bañador
camino hasta estar debajo de la cascada que remueve el río Irati. El sol en el
cenit se cuela por la estrecha garganta rocosa e ilumina las gotas de agua que,
como lágrimas de Batavia, revientan en mi pelo blanco y se convierten en
refrescante polvo volandero.
Cuentos de un zascandil. Bohodón
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