En esta novela deporte y amor se relacionan de la manera más sutil, e intensa a la vez, que la memoria puede enlazar los recuerdos.
Orhan Pamuk. El museo de la inocencia. Edición en castellanode Random House Mondadori. 2012
Orhan Pamuk. El museo de la inocencia. Edición en castellanode Random House Mondadori. 2012
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Si en alguna ocasión el deporte es trascendente es cuando se
instala en nosotros junto a los momentos más significativos de nuestra vida.
Orhan Pamuk conduce la memoria de los amantes, protagonistas de su novela, Kemal Bey y
Füsun, de la mano de los gritos y expresiones de unos niños que juegan al
fútbol y a los que lo oyen a través de la ventana.
He recortado de la novela cinco momentos que son un
recorrido por la vivencia de estos amantes en Estambul. Los retazos de la
narración elegidos nos llevan a través de un amor que empieza, llega a su
plenitud y se acaba. La transcripción es prácticamente literal, aunque no usaré
las comillas para que se pueda leer como un relato independiente del texto. Ésta es la historia:
Al día siguiente, 30 de abril de 1975, miércoles, esperé a
Füsun entre las dos y las cuatro en el piso del edificio Compasión. Cuando
era niño encontraba divertido el nombre de aquel edificio en cuyo jardín de
atrás, sombreado por enormes cipreses y castaños, los niños jugaban al fútbol… Ese día, a la hora en que hacíamos el amor por primera vez,
los niños que en días posteriores siempre nos acompañarían en nuestras citas
amorosas jugando al fútbol con sus alegres gorjeos, gritos y palabrotas,
estaban dándole al balón en el antiguo jardín de la mansión en ruinas de
Hayrettin Bajá, de nuevo gritándose e insultándose. En cierto momento en que
los niños se callaron, un extraordinario silencio envolvió la habitación,
solamente roto por unos grititos vergonzosos de Füsun y un par de felices
gemidos míos provocados por mi deseo de dejarme ir… Un niño le dio una patada a
una lata de conservas, graznó una gaviota, se rompió una taza, las hojas de los
plátanos crujían con la tenue brisa.
Fue el momento más feliz de mi vida y no lo sabía.