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martes, 20 de febrero de 2018

El placer de jugar; Andrea Canepa y Peter Handke, que pasaba por ahí

Andrea Canepa. Margen de juego. Galería Rosa SantosValencia


Me llama la atención en la Galería Rosa Santos de Valencia una exposición que se llama Margen de Juego de la artista Andrea Canepa. Hace alusión al juego, que es ese terreno de la actividad corporal abandonado por la educación física y al que dedico buena parte de este blog. Dice Andrea Canepa que busca “señalar que toda lógica de organización, sea como sea, podría ser diferente”. 

Until it lives in the Muscle

La exposición podría haber sido cualquier cosa diferente al interés por lo corporal, que es del aspecto del juego del que yo hablo, pero no. Habla de cómo se ve concernido el cuerpo por la realidad social y cultural a través de las condiciones normativas que el juego impone: las reglas y la interacción humana. La regla impuesta y normativa, que resulta punitiva y traumática cuando emana de la autoridad, se funde en el juego con fluidez y configura una dinámica que en muchos casos se aproxima al placer: el placer de jugar.

En los fundamentos del proyecto artístico de Andrea Canepa, se nombra a Montessori, Pestalozzi y Rudolf Laban (creo que olvida a Piaget). Conocidos de la historia de la educación física y sin embargo incomprendidos y abandonados por la complejidad de sus propuestas. También aparecen Fröbel, Dienes, Kandisky y Klee que indagaron en la comprensión del espacio, los objetos, su dinámica, su comprensión lógica y, en si caso, su relación con lo corporal. Esta aproximación a lo coreográfico incluye a Schlemer y Roth. Todos estos incomprensiblemente  ausentes en la comprensión de la educación física.

Andrea Canepa nos recuerda como la experiencia corporal puede desarrollar las capacidades de abstracción, creatividad, y expresividad a partir de situaciones azarosas, sin sentido, desconcertantes que son abundantes en el terreno del juego y que se dotan de una lógica cambiante al definir las reglas adecuadas a cada momento, dependiendo de la edad, los intereses y las capacidades de los jugadores. Andrea Canepa propone la danza como un terreno de juego. Pero sin duda también el deporte y los juegos pueden ayudar al tránsito que educa a las personas a través del cuerpo (Until it lives in the Muscle, es el título de la performance más significativa de esta exposición).

Daba por terminado este artículo y me tropiezo con la misma idea leyendo a Peter Handke (El chino del dolor. Alfaguara).   Dice que al jugar (un extraño juego de cartas) ve la tierra. Una tierra…que, a diferencia del Estado, no tiene poder legislativo, sino reglas de juego… Después explica que jugar le hace ser más perceptivo con el mundo exterior y (esto se deduce del conjunto del libro) situarse en el límite (y más allá) de las leyes reglas comunes que para tantas personas resultan inútiles y deshumanizantes. Aclara que no son las cartas lo que le produce esa sensación sino el juego. Volveré sobre este autor en otro artículo.

Si somos críticos, esa humanización que se consigue jugando, es justo lo contrario que lo que se consigue con el deporte mercantilizado, al que se adorna de valores coincidentes con las normas del Estado.

Andrea Canepa. Margen de juego’. Galería Rosa Santos, Valencia. 



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